Brecha tecnológica y Tecnopolo

KAROL CASTRO

El emprendimiento ha encontrado su florecimiento en la masificación en el uso de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, estas herramientas tecnológicas permiten la gestión de estrategias de marketing de manera autónoma, al menos para captar usuarios al comienzo. Y por contraparte, para las generaciones más longevas o sin acceso a estos aparatos, tan solo su uso termina convirtiéndose en una barrera de entrada al momento de emprender.  

De hecho, el estudio Claves Consumidor de Ipsos refleja que un 52% de los chilenos encuestados utiliza las redes sociales para informarse ante sus decisiones de compra.  

Esta realidad, nos ha puesto en frente la necesidad avivar la curiosidad de cientos de mujeres emprendedoras de origen rural, que si bien plasman su creatividad y sustentabilidad en la elaboración de sus productos, no siempre disponen de capacitaciones formales o alguien que les enseñe a usar un celular para ofrecerlos ante nuevos clientes. 

Entonces, como Dirección de Innovación y Transferencia nos propusimos generar un ciclo de formación tecnológica para la Región del Maule, con el proyecto Tecnopolo. Que en conjunto con actores locales como Maule Alimenta, logró capacitar a cientos de emprendedoras rurales.  

Con más de mil certificados por capacitaciones, se trabajó en el uso de herramientas fundamentales de ofimática como Excell, que permiten un mejor control de inventario y suministros. Además, fueron entregadas nociones de cómo gestionar sus propias redes sociales y con esto, fortalecer su propuesta de valor.  

El resultado de franquear los miedos a la tecnología, con conocimientos claros y un aprendizaje amable, les permitió no solo una oportunidad de expandir sus horizontes, sino que también de empoderarse a flanquear las barreras tecnológicas y comenzar a usar a su favor las oportunidades que entregan las plazas digitales.